martes, 26 de julio de 2011

Las apariencias engañan, demasiadas veces

El país se ha puesto, al menos en algún sentido, entretenido.
La derecha aparece atacando al propio empresariado. Lo dijo Fra Fra cuando la Ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, le prometió las penas del infierno por traer engañados a trabajadores paraguayos y mantenerlos en condiciones esclavas en algunos de sus fundos: “He leído sin sorpresa una declaración en que haciendo uso de su cargo de Ministra del Trabajo -en circunstancias que nunca ha creado trabajo para nadie y que permanentemente posa de izquierdista para ocultar su condición de hija de general golpista-, Evelyn Matthei lanza acusaciones personales, en mi contra en razón de un programa de capacitación y eventual posterior contratación de ciudadanos paraguayos”.
Algo parecido sucedió con el recientemente nominado Ministro de Economía, Fomento y Turismo, Pablo Longueira, cuando las emprendió contra Wal Mart (Líder) por mantener a sus ex deudores en DICOM. El propio gerente le respondió que no había ninguna ley que los obligara a retirarlos de de ahí.
A lo que el director del SERNAC, retrucó señalando: "la defensa de los consumidores no tiene color político". Por lo mismo, hay que proteger sus derechos más allá de todo interés empresarial.
¿Qué significa esto? ¿Será verdad, como dice Fra Fra que la derecha, para quedar bien con los votantes, está haciendo política de izquierda?
Pienso que no.
Es mucho más simple que ello: la derecha, está siendo consecuente con ella misma, está haciendo política de derecha. Es decir, está dándole al sistema una sustento moral para que pueda operar mejor.
Un gran error es pensar que el capitalismo es amoral. Tal vez lo puede ser, pero en países con una gran precariedad institucional o donde el consumidor puede ser objeto de una estafa financiera equivalente a la explotación y precariedad laboral de los obreros. Esto no sucede sin embargo en los países desarrollados. Tampoco significa esto que el capitalismo sea bondadoso. Puede ser caritativo, pero eso es otra cosa.
No se debe/puede estafar al consumidor. Pero no porque éste no sea susceptible de estafa, sino porque si lo es, comenzará a desconfiar del sistema y ello puede tener grandes repercusiones financieras. Lo que importa, entonces, es que en las casas comerciales no lo estafen. Que lo endeuden está bien, pero sin estafarlo más allá de toda norma. Una situación como esa conduce a hechos como el de La Polar, en que la empresa renegociaba unilateralmente los contratos.
Lo que sucedió no se puede repetir. Ganar con la venta de acciones está bien, incluso si ello implica que los endeudados clientes paguen interese usureros. Lo que no está bien es que ello llegue a un punto en que destruya la confianza del sistema financiero.
Por lo mismo, no hay que confundirse. Lo que la derecha está haciendo no es política de izquierda. Está lejos de ello. Lo que busca es introducir algunas regulaciones que optimicen el funcionamiento del sistema en beneficio de sí mismo y del capital de los inversionistas. Y de paso, conseguir un par de votos.
Pero esto no tiene ninguna relación con proteger a los consumidores, o a los trabajadores, como muchos piensan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

puchas la cuestión, escribí el medio comentario y se me borró por tratar de seguri el camino de la cuenta google ... al carajo con ella... parece que el futuro es anónimo...

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